« Quand, ta main approchant de tes lèvres mi-closes
Le tuyau de jasmin vêtu d'or effilé,
Ta bouche, en aspirant le doux parfum des roses,
Fait murmurer l'eau tiède au fond du narguilé; [...]
De mon cour attiédi la harpe est seule aimée.
Mais combien à seize ans j'aurais donné de vers
Pour un de ces flocons d'odorante fumée
Que ta lèvre distraite exhale dans les airs [...] »
Lamartine

Aunque sea un objeto familiar para unos mil millones de personas en el mundo, el cuatro veces centenario narguile queda objeto de un silencio extraño. La mayor parte de las enciclopedias lo pasan completamente por alto, mientras los medios de comunicación parecen estar más preocupados por problemas considerados como « serios » y dinámicos que por objetos folklóricos e inertes [articulo escrito ya por le ano 1997]. Sin embargo, es innegable que este instrumento es usado a diario, durante horas y horas, por más de cien millones de hombres y mujeres, en Asia, América, Europa y África, en el café de la esquina o en casa. Por haber abierto sus columnas a una presentación de este objeto y esta práctica que está en el corazón mismo de la buena convivencia mediterránea, la revista Rive [1997] merece nuestra gratitud por volver al verdadero significado del término descubrimiento.

¿Cómo puede uno fumar así durante horas y horas ?

Para los que nunca se han enterado del narguile antes, lo definiremos brevemente como una pipa de agua principalmente utilizada en Oriente Medio, donde su uso social se extendió junto con el de los cafés públicos y del tabaco. Su relación histórica con el estimulante universal bien es ilustrada por un refrán egipto: « Tabaco sin café, sultán sin pieles » que algunos lectores sin duda asociarán con un refrán de español popular: « Café, copa y puro ». ¿Y si el arte de fumar bien, representado por el puro, aquí es asociada con el placer del tabaco por el narguile, cuál es el lugar de una copa de vino en esta comparación ? Mucha gente ya sabe que en la mayor parte del área, el alcohol es un tabú religioso y por lo tanto es substituído, en este contexto, por la charla, la cual tiene un verdadero poder psicoactivo, como veremos más lejos.

Sin embargo, el narguile es más que una simple pipa de agua ya que tal simplificación pronto muestra sus límites en la luz del tamaño de este objeto que puede alcanzar dos metros de altura, su sistema sofisticado de refrigeración y purificación del humo por medio de un recipiente de agua, su tubo de succión que, tal como una serpiente, puede alcanzar varios metros de longitud, su uso colectivo, la naturaleza de su tabaco y del medio de combustión y, finalmente, sus misteriosos orígenes y el tiempo que sus aficionados le dedican. A pesar de todas estas particularidades que acabamos de subrayar, cada cual quiera enterarse por ello se enfrenta inmediatamente a un muro de silencio, de ignorancia y extraña indiferencia. La primera investigación abarcó el instrumento mismo, su uso social a través de los siglos, así como las situaciones sociales que convierten el narguile en sesiones juntando a varios hombres o mujeres. La dicha investigación debía, ante todo, contestar las preguntas que cualquier viajero se pone espontáneamente cuando se pasea por las calles de Cairo, Túnez, Beirut y otras ciudades orientales: « ¿ cómo esto funciona ? », « ¿ Qué es lo que se fuma en ello ? », « Cuál es su origen ? », y sobre todo una pregunta casi filosófica: « Cómo puede uno fumar así durante horas y horas ? »

Un mundo bipolar; narguile y café turco contra McDonald y Coca-cola

En breve, el narguile es una práctica popular y cultural, pero también, es, hoy en día, como fenómeno social, un verdadero indicador que nos puede ayudar en comprender, tal como las prácticas religiosas, lingüísticas y los hábitos alimentarios, las sociedades dentro de las cuales éste aparece, principalmente alrededor del mar mediterráneo. No hacer caso de esto e ignorar una actividad diaria en la que decenas de millones de personas se deleitan durante horas en una amplia variedad de contextos socioculturales, implica una actitud no científica o, quizás, hasta un ceguera etnocéntrica. ¿ De hecho, no es extraordinario que esta « costumbre del pasado », este « pasatiempo idiota » en el que se complacen « ociosos » y « palurdos perezosos », no haya desaparecido al acercarnos al tercer milenio, marcado por la globalización de los cambios y del tiempo ? Como puede uno explicar la supervivencia y hasta un renacimiento en el negocio de cafés-narguiles - para rendir aquí homenaje a Pierre Loti quien era un cliente asiduo de éstos últimos al principio del siglo veinte, cuando, en contraste, Europa parece inundada por « McDonalds » y otros « ciber-cafés ». Con todo el respeto debido a ciertos « observadores » locales, esta práctica pacífica esta, sin nunguna duda, de moda. En Yemen, un país donde los cafés prácticamente no existían, cafés-jardines ('istirahât) abren ahora sus puertas, proporcionando servicios que se centran alrededor de la shisha. Sus clientes, sobre todo los jovenes, prefieren la shisha y su tabaco especial a la tradicional medê'a casera que es un narguile con un mástil alto y un tubo de succión muy largo, usado para consumir tabaco puro.

¿Quien tiene miedo a la shishamania ?

El tabaco que se usa es un tabaco suave, debido a sus aditivos aromáticos y al lavado - la ablución, como unos podrían exprimirlo irónicamente -, del humo en el recipiente de agua. Esta peculiar e increíblemente extendida manera de fumar sufre ahora un renacimiento fenomenal en países como Túnez, Egipto y muchos otros estados de Oriente Medio.

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Las tres dimensiones del narguile: tiempo,conversación y juego

El narguile, comparado con otros objetos de la cultura local material como el brasero o la derbûka (pequeño tambor) por ejemplo, se caracteriza por una especificidad triple. Ante todo, él afecta el tiempo, ampliándolo mucho como ocurre según las leyes de la relatividad. En segundo lugar, él es un pretexto para la conversación animando y alimentando las charlas. En tercer lugar, a la diferencia de los cigarrillos, no es asociado con alguna figura de seducción, pero más con una especie de juego. Los fumadores se pasan el tubo uno a otro y cada uno, a su turno, toma unas bocanadas de humo. ¡Entonces, he aquí adultos que juegan como niños, pasando horas en ello, dialogando « seriamente », bastante como Alice y la Oruga en el cuento de Lewis Carroll ! Pero esto no le gusta a ciertos tecnócratas y « intelectuales » « progresistas » quienes consideran que la práctica, considerada por sus aficionados como un arte de vivir, obstaculiza el « desarrollo del país ».

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De la sociabilidad a la buena convivencia y la hospitalidad

Ya que damos aquí con sociedades mediterráneas, no sería relevante analizar la sociabilidad en términos de la oposición clásica entre lo público y lo privado. De hecho, como Shawqi Douaihi observó a propone de los cafés de Beirut, ... « La atmósfera cerrada de la casa y lo publico y abierto de la calle se prolongan y deforman simultaneamente ». Los términos como « buena convivencia » (en francés : « convivialité », del latin convivialis; « relacionado con la comida ») el cual incluye la noción de compartir y cambio ritualizado, y « hospitalidad », con su fuerte connotación doméstica, parecen más convenientes.

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Unas señales en Mediterráneo

Turquía, el país que cada vez atrae la atención cuando se da con el narguile, ya no es más el lugar donde Pierre Loti, al principio del siglo veinte, podía contar narguiles por los miles. « Qué mal suena la palabra 'café' para llamar estos tenderetes orientales donde se fuma el narguile », comentó una vez. Este novelista y marinero, vuelto a ser el sibarita oriental que sabemos, frecuentaba estos sitios con una asiduidad que solo rivalizaba con su entusiasmo por el objeto. Hoy, los sitios establecidos para deleitarse en esta arte, a menudo bajo la mirada fija y aturdida de los turistas, pueden ser contados con los dedos de una mano. En Istanbul, en el distrito de Beyazid, hasta hay un café que invita a los visitantes extranjeros a probar lo que una marca exterior luminosa presenta como la « mystic water pipe » (pipa de agua mística). ¿Después de todo, no es el narguile una versión oriental de la pipa de la paz del Indio Americano ?

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Un verdadero arte de vivir ?

Después de un viaje a veces solamente limitado al Mediterráneo, los artistas orientalistas, generalmente, rendieron, aunque esporádicamente más bien que sistemáticamente, un gran homenaje al « objeto elegante » (Honoré de Balzac dixit). En la Grecia de los años veinte, fueron los bardos de la cultura Rebetiko quienes lo elogiaron en sus canciones conmovedoras.

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¿Mientras Europa discute un corte en horas de trabajo, mientras los fumadores y no fumadores son divididos por paredes de cristal en los cafés y restaurantes, mientras uno se pregunta por la desintegración de los lazos sociales, no es la importancia del narguile cada vez más obvia ? ¿ Su exotismo, encanto, ensueño, su índole pacífica y poética, sin embargo ignorada de manera incomprensible, no permite de echar una mirada antropológicamente útil sobre varias sociedades en sus formas de sociabilidad y su percepción del tiempo ?